jueves, 22 de noviembre de 2007

Algunas novedades y muestras

Cómo va, che? Te cuento un poco cómo viene la cosa. Acabo de terminar mi nuevo libro de poesía que se llama Aguacero. Es un día en la vida de un tipo cualquiera que llega a su casa y le pasan las cosas de siempre. Abajo les dejo una muestra.
También tengo terminada la novela breve: Frío.
Supongo que ambas cosas las publicaré a principios del 2008, si todo se confabula para que esto sea así. La verdad que me gustaría compartir con vos la novelita. Quizás pasé a ser la próxima novela de los lunes o se transforme en la novela de lagún que otro día. Ya veré...
La dies mercuri 8 empieza a armarse, despacio pero con unas lindas intervenciones. Paciencia que la espera será justificada, espero...
Con Guiyote, estamos armando nuestra primera novela gráfica, se llama "Cambalache" y ya te informaré más detalles.
Hecha la catarsis, te dejo una muestra de Aguacero.
Saludos.

Los vidrios de la cocina
están empañados
El remisero tenía razón
Los días de lluvia son tristes
y los vidrios empañados
muestran un reflejo tétrico del mundo
Siempre cuentan esa historia de mi tío
De cuando era pequeño y vivían en Irlanda
Siempre veía un Castillo en una montaña
pero lo días de lluvia
desaparecía tras la neblina
y él creía que el Castillo
se volvía invisible
o se desvanecía por un largo
largo tiempo
y le daba miedo
esa cosa inestable del mundo
le daba miedo
que las cosas desaparecieran de pronto
Estoy en la cocina
y no veo nada detrás del vidrio
como si la ciudad hubiera desaparecido
o el camino se hubiese vuelto ausente
Lo días de lluvia son tristes,
por eso,
porque nos recuerdan que las cosas
desaparecen de pronto

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Hablo con mi prima
Siempre cuenta cosas
Ahora me cuenta de un tipo en el tren,
de un pirado que hacía encuestas en el andén
Preguntaba sobre las comodidades del viaje
y cosas por el estilo
Decía que era de TBA
pero tenía ropa vieja
y aspecto dejado
Le hablaba a uno de traje
que le contestaba con tranquilidad
Llegó el tren
El del traje entró
El loco seguía preguntando desde el andén
Entonces el del traje preguntó:
¿No sube?
Y el de la encuesta dijo:
No, me da miedo.
Las puertas se cerraron
y el loco seguía preguntando
desde el otro lado del vidrio
¿Te das cuenta?,
dice mi prima,
estaba encuestando sobre su miedo.
¿Y vos, agrega,
sobre que preguntarías?
¿Qué miedo
exorcizarías en la boca de los otros?
Uff, pienso,
¿acaso cada vez que hablamos
no exorcizamos el miedo?
No sé, le digo,
quizás hablaría del amor,
de las horas,
de la vida y sus vueltas.
Me río y pienso:
de eso hablo casi todas las veces,
¿Acaso hablar no es eso?
¿Poner en palabras los miedos?
¿A dónde irías,
insiste ella,
a preguntar?
No sé, digo,
no sé.
¿Cuándo escribís en qué pensás?
Insiste simpática la voz de mi prima.
¿Por qué escribís?
Me quedo callado
y cambio de tema
Ella no insiste
Le hablo de algo estúpido,
de algún tropiezo,
de algún accidente gracioso.
Hablar también es eso,
distraer,
ahuyentar
dar rodeos
A veces hablar es callar los miedos
Quizás eso sea más común
que andar cuestionándolos.
Me cuenta
que esta es una edad difícil
que se siente triste,
a veces,
y otras muy contenta
Qué no tiene brújula
ni consistencia
Le digo que me pasa lo mismo
Me acuerdo y le preguntó
Y vos,
¿qué querías ser de grande,
digo, cuando eras chica?
Se sorprende
Nunca lo había pensado así
eso de no ser más chica
Sabes qué- me dice –
me acabo de acordar de algo
cuando era chica y me hablaban de Dios
siempre me imaginaba
que era un pibe jugando a las bolitas
y sonriendo porque aun no era hombre
Bah, dice, eso lo inventé recién
La verdad nunca pensé en eso
en dejar de ser chica
¿ Y ahora - preguntó-
qué querés ser?
Chica dice y ríe.

1 comentario:

paula varela dijo...

me encanta ese diálogo entre lo cotidiano y lo profundo...
porque acerca / invita / sugiere un clima íntimo / sin gravedad
donde mi sensación es de mirarte a los ojos.