lunes, 18 de febrero de 2008

la tela de araña (III)


Dicho y hecho, el detective maltrecho bañose, cambiose y visitose con un traje de encaje. Olvidose esa noche del sufrimiento que día a día le torturaba el marote. Por fin, tenía entre manos un caso que lo hacía olvidarse del llanto que largaba de continuo por esa mosquita glotona que en un brote de hambre suicidose contra el brazo de un paseante. Mas no se engañaba, interesabale más la dama (la llamada Priscila) que las peripecias de la trama.
Perfumose la boca con unas copas de vodka. Fumose un cigarrillo hecho de unas ramas medio extrañas y partió hacia el caserón de la misteriosa araña.
Tocó la puerta. TOC TOC. Escuchose la voz ronca de un mayordomo con bronca. El respondió con un tono afin. Dijo la contraseña: “Delfín” y un auto acercose desde el fondo del Jardín.
En el auto, Priscila lo miraba. Él contestaba indiferente, con aire de mequetrefe. Evitaba el embrujo de esos ojos que cual oro encandilaban y hacían que el corazón se le hamacara. Esa mirada atraía hacia el centro de una trampa, Priscila era toda tela araña, toda invitación a la desgracia.
“Debería limpiarse más seguido, si hasta parece distinguido” Priscila cortó el aire con su sonrisa que despertaba el deseo más insoportable.
“No me había percatado de que tiene un rostro duro pero preciado”, agregó la dama cuya risa se desarmaba junto con el humo que largaba tras cada bocanada.
Rolón no acotaba nada. Miraba por la ventana y pensaba en esa sucesión vertiginosa de árboles y casas y le parecía que su destino avanzaba firme y tonto, con la tenacidad de un loco.
El auto frenose frente a una casona inmensa. Dama y detective avanzaron por un parque verde que parcía terminar lejos, donde tierra y cielo se enontraban. Tocaron la puerta. TOC TOC. Una cara siniestra apareció tras la puerta abierta. “Esperen en el salón mientras le aviso al patrón” dijo un mayordomo gigantón.
Volvió al rato y pidió que la dama ingresara al cuarto. Fue tras la dama mas el mayordomo lo frenó con la mirada. “El patrón sólo autoriza que entre el minón y ordena que el mamón espere en aquel balcón”. Priscila le sonrió, señaló con su dedo hacia el balcón y le pidió que hiciera el favor de esperarla sin armar un papelón. Ese dedo distinguido, fino, delicado… Esa mano hecha con un excesivo cuidado, blanca como el alma, fina como las masas de panadería, sexi como una pelvis… Ahh, como decir no, a ese mano que era todo candor.
Esperó en el balcón atento como un halcón. Sin embargo, imperceptible fue el fusible con el que dieronle un golpe imposible. Todo volviose negro. No tiene de aquel momento ni un recuerdo. Sólo la nada y rolón que se perdía en su garganta.

4 comentarios:

Manco Cretino dijo...

Alexandro!!
He vuelto por tu blog y me encuentro con nuevo material! Muy prolífico lo suyo...
Eso es muy bueno, Escriba.
YA tengo que ponerme al día.
Ten invito a visitar el mío, recientemente nacido. Algún día postearé aquel texto que comenzamos a escribir a duo por mail, con un final,claro.
¿Te veremos este año en el Necomicón?
APUNTA: mancocretino.blogspot.com
Y bue'... es lo que hay.

Ygriega dijo...

ale, me enkantaron tus eskritos! tenes una forma de eskribir muy original, te felicito!!
si tenes ganas date una vuelta x mi blog, ahi tengo posteado algo de lo eskribo y dibujo!
un abrazo!

http://ygriegaenelazul.blogspot.com

alejandro farias dijo...

Willian querido: Perdón que desaparecí por largo tiempo pero justamente tiempo es lo que me falta. Prometo retomar ese texto a doble voz que tengo pendiente entre mis mails y sí, nos vemos en necromicón.
Ahora te visito por tu página.
Saludos hermano

alejandro farias dijo...

griega!! me gusta mucho tu trabajo. Me gustaría si querés mandarme por mail algun dibujo y texto para publicar en la revista de historietas que edito.
Un abrazo para vos.