jueves, 11 de septiembre de 2008

postal del tren

Un amigo le puso al loco un auricular en el oído, desde entonces anda en el tren camuflado de ejecutivo. Sigue hablando solo, pero pasa desapercibido entre todos los demás hombres de traje, que también hablan solos.

2 comentarios:

Lara Lee dijo...

Comparto totalmente. Aunque creo que pasan desapercibidos para ellos mismos. Yo no puedo evitar verme obligada a escuchar al menos un fragmento de esas conversaciones públicas que debieran ser privadas.
Es un momento, después me pongo en modo "ruido blanco", pero es ese momento en el que siento que a todos les importa un carajo su privacidad y no molestar al otro.

Saludos!

Cam

Víctor L. Gómez dijo...

Genial relato.

La diferencia entre la falsa cordura y la locura es un triste auricular.

¡Dice mucho del mundo!, en el cual tenemos que sobrevivir.