viernes, 18 de septiembre de 2009

Acostados

Acostados
Uno debajo de la camioneta
Boca abajo
Estoy un poco más atrás
Debajo del árbol
Boca arriba
Dos más
Sobre el pasto
Boca abajo
Parecen dos liebres
en la desnudez de la pampa
Quietos
Intentando que la falta de movimiento
los vuelva invisibles
No hablamos
Nadie comienza
y es el silencio
Habrá que acostumbrarse
Acostumbrarse al silencio
y a despedirse de las cosas
Alguna chicharra
y los pasos por la carretera
y por los techos de cinc
Nada
De nuestro lado
De nuestro lado
Nada
Cuatro cuerpos echados
Soy el de mayor miedo
Tengo la soberbia de creerlo
En los ojos
En estos ojos
que están detrás de mí
imagino cuencas vacías
No veo bien
Están petrificados esos ojos
Esos dos están duros
Tienen miedo
de lo otos ojos
Los que buscan
Pero mi miedo es mayor
Necesito creerlo
Creerlo para vivir
Boca abajo
debajo de la camioneta
Hace señas
Pide silencio
Acá nadie empieza
Hay silencio de sobra
¿Qué más podemos hacer?
Escondidos en la plaza
dónde alguna vez jugamos a escondernos
mientras otro llevaba la cuenta
y espiaba por debajo del brazo
Ardieron las ciudades
Mi propia casa
es una caja abierta
y desordenada
Todo se han llevado
Hasta la sangre de los míos
Los ojos buscan
Buscan más y más
Pasa un camión
Lleva niños
Carne fresca
Ardieron hace tiempo las ciudades
y mi propia casa
es tan extraña como un sueño
Un sueño que se me va perdiendo
cada mañana
Los pasos andan cerca
Los dos de atrás corren
Se han parado
Corren
Ya está
Los ojos que buscan
ven
Boca abajo
Debajo de la camioneta
Está sonriendo
Los ojos ya no buscaran
Al menos no hoy
Estoy cerca de él
Sonrío
Habrá que acostumbrarse
Acostumbrarse al silencio
y a las despedidas
Acostumbrarse a esconderse
hasta volverse invisible
Habrá que acostumbrarse
Silencio
Las botas suenan
Y los techos de cinc también

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