viernes, 1 de noviembre de 2013

Apuntes para un día lluvioso

“Dale, perdóname, no es tan difícil”, dijo el hermano Mayor. El menor, como toda respuesta, le partió la cabeza con una piedra. Después,con simpleza, agregó: “Perdoname, dale, no es tan difícil”.

Cuando se quedó calvo comenzó a ponerse alpiste sobre la pelada. El pelo no le importaba, lo que no quería era que se le volaran los pájaros de la cabeza.

Recordó las palabras de su amigo: “la infidelidad está mal sólo cuando te descubren” y decidió violar a sus víctimas usando un pasamontañas.

Escuchó decir que la risa es salud y aprendió a reírse de todo y en todo momento. Ahora podés verlo solo, todo el día solo, como un apestado al que nadie quiere tener cerca. Eso sí, hay que ver lo bien que se conserva.

Enfermó gravemente. Fue increíble la cantidad de cartas, mensajes y palabras de aliento que recibió. Se curó. Ahora se muestra silencioso e incómodo cada vez que se cruza con alguien, como un deudor crónico que no sabe cómo saldar su deuda.

No sé si está es la salida o la entrada, ni si estoy descubriendo o despidiéndome de las cosas. Es que nunca tengo en claro si es que acabo de llegar o estoy a punto de marcharme.


Al hombre le parece divertido y escribe sobre el parabrisas del cochazo negro: "limpiame sucio". El dueño lo ve hacerlo y lo baja de un tiro, mientras murmura: "deseo cumplido".