martes, 10 de febrero de 2009

Aguacero VII




Revuelvo el café y pienso:
hay un punto dónde la locura pierde simpatía;
un punto dónde la inocencia pierde su ternura
Quizás todo se reduzca a un punto,
a un punto límite
del cual vamos y venimos,
un punto límite que atravesamos día a día,
inconcientes
Existe un punto débil
en las personas,
en los momentos
y en el devenir.
También puntos y aparte
Esos puntos y aparte
que nos hacen comprender
que la vida no es una sola
que vivimos tantas vidas
pues uno no puede ser el mismo
que aquella vez…
con tanta ingenuidad…
y ahora…
No, hay puntos y aparte
y aunque insistas
algo te cambió y no hay vuelta atrás
Ya sé,
están los puntos y coma
porque a veces pasa
que nada ha cambiado
y todo sigue igual sobre mojado,
aplastando
Hay puntos cardinales
y puntos seguido
Está eso de que la vida pende de un hilo
pues, dicen, no hay puntada sin hilo
Y acá estamos, de puntin en la tierra
y arreglate mi hijo,
arreglate como puedas
Están los puntillosos que acatan todo
y los que no dan pie con bola
ni saben de puntos finales
Estoy yo, por ejemplo,
que avanzo a puntapiés
para no estar de punta en blanco
Están los punteros
y los que se clavan de punta
y sobre todo,
están los puntos suspensivos
de los que pendemos como arañas,
estrategas,
hambrientas
Sí, como esas arañas,
ciegas
y un poquito crueles.
Quizás todo parta de un punto,
de un minúsculo punto.

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