lunes, 16 de noviembre de 2009

Humo

Si me preguntás a mí, te diría que me gusta observarnos detrás de la cortina del humo de un cigarrillo.
A través del humo veo las cosas como son. Una galaxia blanca suspendida en el aire. Girando. Moviéndose con la lentitud del caracol. Transformándose en grados apenas visibles. Si me preguntas a mí, te diría eso: que somos como el humo, estamos en constante transformación y somos así de frágiles, así de mágicos, así de placenteros. Somos como una pausa y otra pausa y otra pausa.
No me ánimo hablar de nosotros de forma lineal. Me gusta pensarnos así, como galaxias blancas que se deshacen en el aire en formas tenues y transparentes, y apenas dejamos un pequeño sabor, imperceptible y dulce, como esa sonrisa que me reglaste entre las sábanas cuando me viste llegar con el desayuno. Como esa sonrisa que ya se deshizo en el aire y me ha dejado el sabor dulce de su fragilidad.

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